Según (Frondizi, 1958) “(…) los valores están, además,
ordenados jerárquicamente, esto es, hay valores inferiores y superiores. No
debe confundirse la ordenación jerárquica de los valores con la clasificación
de los mismos. Una clasificación no implica, necesariamente, un orden
jerárquico. Se puede clasificar a los hombres en gordos y flacos, altos y
bajos, solteros y casados, etc., sin que ninguno de los grupos tenga mayor
jerarquía que el otro. Los valores, en cambio, se dan en su orden jerárquico o
tabla de valores. La preferencia revela ese orden jerárquico; al enfrentarse a
dos valores, el hombre “prefiere” comúnmente el superior, aunque a veces
“elija” el inferior por razones circunstanciales.
La existencia de un orden jerárquico es una incitación
permanente a la acción creadora y a la elevación moral. El sentido creador y
ascendente de la vida se basa, fundamentalmente, en la afirmación del valor
positivo frente al negativo y del valor superior frente al inferior (…).”
Para (Tovar, 2001)
“Los valores son muchos, aunque no todos igual de importantes. Por eso, existe
una jerarquía de los valores. Como el valor depende de la apreciación personal,
no se puede hacer una lista única valedera para todos. Sin embargo, será fácil
encontrar un denominador común, esto es, algunos de los valores que todos, o al
menos la mayoría, acepta como muy valiosos (…)
Los valores se perciben en diverso grado, pues no todo es
igual de importante para cada individuo. Hay también una posible jerarquización
de los valores desde un punto de vista teórico. Es así que algunos estudiosos,
sobre todo de las tendencias objetivistas, han establecido una jerarquía
universal de valores (…)”
Valores Vitales
Para
(Tovar, 2001)
los valores vitales “son los que dan soporte al sujeto para sobrevivir. La
supervivencia humana requiere de la vida física y del equilibrio psíquico para
recorrer el camino de la existencia. Los valores vitales, por tanto, reúnen
todos los bienes físicos y psíquicos que debe adquirir la persona para su
realización propia. Son valores que deben educarse, sobre todo, en las primeras
etapas de la vida, para asegurar un recipiente válido a los restantes valores
que se adquirirán posteriormente.
El adolescente necesita adquirir una visión equilibrada y
serena de los valores vitales, dada su impulsividad y ansiedad, tanto en los
aspectos físicos como en los psíquicos. Necesita auto aceptarse y controlarse,
aunque no le agrade (…)”
Valores humanos
Según (Tovar, 2001) “los valores humanos
agrupan todo el conjunto de bienes que definen al hombre en sus sectores más
propios, por encima de los simplemente animales o vegetales. (Se subdividen en
cuatro grupos) El primero, lo forman los valores culturales de la comunidad donde
el individuo está inmerso, junto con su dimensión intelectual. El segundo, se
refiere a los valores estéticos. El tercero, a cuanto toca la relación con los
demás. Y el cuarto, son las cualidades personales. Los valores humanos, pues,
son los bienes que hacen al hombre más y mejor hombre.”
Para (Jimenez B. T., 1991) “Hablar de “valores humanos” significa aceptar al hombre
como el supremo valor entre las realidades humanas. Lo que en el fondo quiere
decir que el hombre no debe supeditarse a ningún otro valor terreno, ni
familia, ni Estado, ni ideologías, ni instituciones (...)”
“Los Valores Humanos son aquellos bienes
universales que pertenecen a nuestra naturaleza como personas y que, en cierto
sentido, nos humanizan, porque mejoran nuestra condición de personas y
perfeccionan nuestra naturaleza humana, se puede decir que son convicciones
profundas de los seres humanos que determinan su manera de ser y orientan su
conducta.” (Alfonso Elpidio Sánchez López, 2011)
Valores morales
Como
menciona (Armosino, Introducción a los Valores, 2006) “Los valores morales
se perciben como todos los demás valores a través de la experiencia, con la intuición
de valores. Es una intuición cualitativamente distinta de los demás campos de
valores. Esto significa que los valores morales se dan en la intuición, a la
par de los valores estéticos, sociales, políticos, económicos, etc., pero el
carácter que se percibe, en este caso, es la dimensión ética del ser. Será un
ser digno o indigno, bueno o malo, justo o injusto, humano o inhumano, amable u
odioso, estimable o repugnante, respetuoso o vulgar, atento o cruel. El
carácter de moralidad está en cada una de estas determinaciones de los entes,
hechos y relaciones. Estas oposiciones no son realmente alternativas de sí o
no; son sólo diversidades que pueden ser combinadas en diferentes formas. Toda
esta terminología que refleja la realidad experimental, introduce al campo
existente de los valores morales. Cuando se habla de ser en la percepción de la
moralidad, se indica cualquier hecho, gesto, escrito, obra o producto,
relacionado con la persona, mi persona o la de los demás, con la propiedad de
ser digno, justo, bueno, humano, etc. Todo ser, en general, aparte de
excepciones, es portador de valores morales, más o menos evidentes (…)
El valor moral, por sí, tiende a ser modelo, posee en sí
una fuerza de atracción que estimula a la imitación. Por tanto, se refiere
directa o indirectamente a nuestra propia conducta. Por esta razón, hablar de
valores morales es hacer referencia, cuando menos implícitamente, a la conducta
moral de las personas. Si alguien choca mi carro por no haber respetado las
reglas del tránsito, no sólo me produce dolor por el daño, suscita mi
indignación por su falta moral y el sentimiento ético; provoca en mí el deseo
de corrección: el hecho es moralmente detestable. Si un joven gasta sus bienes
para atender a su madre enferma, no sólo suscita mi admiración por la
generosidad, sino que se me da como modelo: un deber-ser a imitar, por el valor
ético que se encierra en su acción. Unos forajidos, al amanecer, apresan a una
criada que está barriendo la acera y la empujan dentro del portón abierto, con
la evidente intención de robar y violar y, una persona que ve la escena,
empieza a gritar desesperadamente hasta despertar a todo el vecindario hasta que
los asaltantes se asustan y abandonan a la víctima.
La acción inmoral, contraria a la libertad y dignidad de
la persona, ha sido percibida como valor negativo y ha suscitado la indignación
exponiendo el observador al peligro pero sintió la fuerza del poder moral que
lo movió a usar los medios a su alcance para corregir el mal. Del mismo modo
actúa el poder del valor moral de cara a las crueldades, torturas, injusticias
y desórdenes de toda clase y, en sentido positivo, los valores morales obligan
a la conciencia con su propio poder y la mueven a tomar decisiones para su
realización. Entonces, la intuición de los valores morales es el fundamento de
la moralidad y de la conducta moral de una persona.”
Para (Tiempo, 2002) “Los valores morales son los que
orientan (la) conducta, con base en ellos (se decide) cómo actuar ante las
diferentes situaciones que plantea la vida. Tienen que ver principalmente con
los efectos que tiene lo que (se hace) en las otras personas, en la sociedad o
(en) el medio ambiente en general (...)”
Valores trascendentales
“Los
valores trascendentales ocupan la esfera de las relaciones del hombre con el
ser supremo. Este sector de la vida humana no depende de la religión aceptada
sino de la dimensión trascendente del hombre que se abre espontáneamente al más
allá, sea ocasionalmente o de modo constante.” (Tovar, 2001)
Según (Hoz, 1993) “El mundo ideal
hacia el que se orienta la tensión de la voluntad está constituido por el
sistema de valores accesibles al hombre. El sentido de la vida no se construye
sino que se descubre; y se descubre precisamente en los valores que existen o
se pueden promover en el ser y las circunstancias de cada vida personal.
En la selección y aceptación de esos valores en los que
quiere participar, el ser humano aspira a encontrar, desplegar y fortalecer su
propia identidad personal. Los valores situados
en alguno de los dos niveles aludidos (…) el exterior y el interior son
parciales precisamente porque se hallan situados en un determinado nivel y no
en otro. Los valores trascendentales tienen carácter de totalidad y se pueden
resumir en la unidad y la coherencia de la vida, la sabiduría, el heroísmo y
los valores religiosos.
La unidad de la vida dada (…) se proyecta en el valor o
bien estimado como supremo al cual se subordinan todos los demás. Vale la pena
tener presente que se puede estimar valor supremo a cualquiera de los
mencionados en uno u otro nivel de la vida. En este caso, se otorga al valor
elegido carácter trascendental porque, desbordando su propio nivel, influye y
orienta la vida entera de un sujeto. (…)”