“Los
valores constituyen componentes inevitables en el mundo humano por lo que
educar en valores es una necesidad ineludible en la sociedad actual.
Es
imposible imaginar una vida humana sin valores, especialmente sin valores
éticos, pues no existe ningún ser humano que pueda sentirse más allá del bien y
del mal, sino que todas las personas somos inevitablemente morales.
En
el mundo de hoy surge con mucha fuerza la necesidad de educar en valores, de reconquistar
la práctica de los valores éticos. En la actualidad, ante un vacío ético, se
está reclamando una mayor moralidad en todos los ámbitos de la vida social: en
la política, en los medios de comunicación social, en las transacciones
comerciales, en las empresas, en los hospitales, en el desempeño de las
funciones públicas y privadas, en las universidades, en los centros educativos,
en la vida familiar, en suma, en el conjunto de nuestra sociedad, porque
finalmente el aumento de la vida moral permitirá la humanización de la
sociedad.
No
quiere decir esto que no sean esenciales los valores estéticos (la belleza, la
elegancia), los religiosos (lo sagrado, lo trascendente), los de la salud (la
salud, la agilidad, la vitalidad), los intelectuales (el conocimiento, la
evidencia), o los de la utilidad (lo útil, lo eficaz), sino que son los valores
morales los que parecen estar de actualidad; tal vez porque nos percatamos, con
razón, de que desde ellos podremos ordenar los restantes de una forma ajustada
a las exigencias de nuestro ser personas, ya que los valores morales actúan
como integradores de los demás, no como sustitutos de ellos. Por eso, urge
educar en este tipo de valores, sea a través de la educación formal, es decir,
en la escuela, sea a través de la familia, la calle, los medios de comunicación.”
(Instituto Interamericano de Derechos Humanos, 2003)
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